Cuando Jürgen Nordmann adquirió en 1991, después de la reunificación de Alemania, la cervecería Stralsunder Brauerei, esta producía cervezas especialmente para el mercado regional. Pero Nordmann estaba convencido del potencial de su cervecería y se decidió por una reestructuración completa en 2012. Este giro de 180 grados incluyó, además del nuevo nombre, también un riguroso concepto de marca y la ampliación del surtido existente. Entretanto, Störtebeker Braumanufaktur ya es conocida en toda Alemania por sus cervezas especiales. Este enfoque ha sido muy bien recibido: en apenas ocho años, Störtebeker Braumanufaktur aumentó su producción de 60.000 a 300.000 hectolitros y comercializa hoy día sus cervezas en casi toda Alemania en el comercio minorista de alimentos, en el norte de Alemania también en la gastronomía.
Contratista general para el embotellado y la logística
Pero para alcanzar este objetivo, Störtebeker tuvo que invertir en su entorno de producción existente. Al aumento de la capacidad de la sala de cocción en 2016 le siguió la decisión de aumentar también la capacidad del embotellado y al mismo tiempo de optimizar los procesos logísticos. Para ello, Störtebeker adquirió un terreno de 40.000 metros cuadrados ubicado justo al lado de la sede existente y de esta manera pudo hacer realidad su visión de un proyecto completamente nuevo (greenfield). Pero para la cervecería con apenas 110 empleados en la producción y administración, este proyecto era realmente faraónico. «Por eso nos decidimos poner en manos de dos contratistas toda la construcción de las nuevas instalaciones: por un lado, nuestro constructor de las naves y por otro lado, Krones como contratista general para la técnica», explica Jürgen Nordmann.