Además, Kursk arrancó con una sala de cocción checa, con un rendimiento de 30 hectolitros por cocción y seis cocciones al comienzo, y que gracias a una ampliación técnica aumentó a diez cocciones por día. En el primer año, la producción apenas ocupaba un cinco por ciento de la capacidad. Apenas tres años después, el volumen de producción había llegado al límite máximo posible, también gracias al constante crecimiento del área de distribución. Los propietarios y expertos vendedores habían realizado un gran trabajo en equipo.
Ahora los responsables debían analizar cómo producir más cerveza y para ello contactaron a varios fabricantes de salas de cocción. Después de que la directora general Natalia Portalimova evaluó para ello proyectos de referencia en cervecerías bávaras, lo tuvo muy claro: «De todos los proveedores, Krones fue la empresa que mejor nos supo convencer de que recibiríamos de ellos la técnica y la tecnología para una cervecería del siglo XXI».
De todos los proveedores, Krones fue la empresa que más nos convenció. Natalia PortalimovaLa directora general