Concepto completo para reciclar las aguas residuales: reducción del consumo de agua en hasta un 80 por ciento
Entre uno y tres litros por cada litro de cerveza o de refresco, dos litros por un kilo de PET, en la producción se genera una cantidad notable de aguas residuales. Precisamente por este motivo, no solamente los fabricantes de bebidas y alimentos líquidos, sino también los recicladores buscan permanentemente soluciones para reducir esta cantidad de aguas residuales.
Debido a que Krones ya ha optimizado sus máquinas individuales a lo largo del tiempo, el proveedor de sistemas ha puesto su mirada ahora a nivel de la fábrica misma. El resultado es el desarrollo de un concepto para reciclar el agua residual resultante de la producción a aguas de proceso nuevamente. Para ello se incluyen todos los pasos del proceso que generan aguas residuales en la producción.
De aguas residuales a aguas de proceso
En este concepto, todas las aguas residuales de la producción son conducidas a través de la red de desagüe existente a una pileta central de almacenamiento. A partir de acá, primero son filtrados los materiales sólidos eventualmente contenidos en el agua y a continuación las aguas residuales son neutralizadas en un tanque colector. El siguiente paso es, dependiendo del tamaño de la planta, un proceso clásico de tratamiento de aguas residuales. En caso de cantidades mayores de aguas residuales, es conveniente realizar una fase anaeróbica. En ella se obtiene biogás, el cual puede ser empleado de nuevo por ejemplo en una planta de cogeneración.
Una vez que todos los residuos hayan sido eliminados de las aguas residuales, se procede a su tratamiento con el fin de una posterior reutilización como agua de proceso. Acá entran en juego las plantas de tratamiento de agua Hydronomic de Krones. Mediante procesos de ultrafiltración y ósmosis inversa son filtradas y eliminadas del agua incluso las partículas más finas como microorganismos o sales. Con la posterior adición de dióxido de cloro para desinfectar y estabilizar el agua, esta queda lista para ser reutilizada de nuevo en la producción.
Con este concepto de circuito cerrado es posible reducir claramente el consumo de agua en la producción: la cantidad de agua necesaria se reduce en hasta un 80 por ciento, lo que repercute visiblemente tanto en los costes del agua como también en el balance ecológico de la empresa. El sistema no solamente se puede integrar en plantas nuevas sino que puede ser instalado posteriormente en plantas ya existentes.